Fue
en la carrera 11-26-26,
en la "querendona
trasnochadora y morena",
en la Pereira que tú naciste
y pariste abuela,
donde el café
desde la puerta de casa
huele y expande aroma.
Fue Pererira un lugar de paso
donde el vecino, por el patio,
aún te saluda: ¡Buenos días!
o en la calle un ¡quiubo!
de alguien a fuerza de verte.
En la plaza, un monumento a
Bolívar, desnudo,
mirando a lo alto,
con un sentimiento libertario,
por lo menos de la feudal España.
En la plaza los árboles de mango
gritan su ardor tropical;
la galería cerca,
campesinos con su costal,
cantinas con música de pena
y botellas por doquier;
de un lado a otro,
muchachas que atienden
si, ellas, las coperas en enero,
marzo, cualquier día cualquier mes.
El río del Otún remojando tu miseria
de cientos de tuguerios, mas no por ello
llamaron a Pereira "La Perla del Otún".
Mi recordada tierra, por tus calles empinadas
mi infancia caminé
y tus fiestas en agosto
de nuevo quisiera saborear.
En el corazón de Colombia,
en Pereira yo nací.
De allá es mi vieja y por infortunio
uno que otro parlanchín.
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