24 de agosto de 2007

Tulia

Los nudos

se acomodaron en sus manos

para atar el tiempo.

Miles de lluvias caídas

destiñeron su cabello.

Con sus gafas

intentaba mirar

por si algo había dejado atrás.


Entre sus labios

siempre un pucho barato

daba cuenta del fuego quemado.

De cuando en cuando

observaba picarona, a escondidas

una imagen erótica de los años 30.


Maternidad nunca tuvo

mas envolvió sus flecos de ternura

en el abrazo a cada amanecer

con botellas y un fulano de turno.


Nunca supo quien la amó.



(Del libro de poemas Amazonía entre sombras)